Es evidente que la ciudad no nace en la
antigua Grecia sino en Oriente Medio hacia el 6500 a. C., donde surgen
núcleos como Jericó o Catal Hüyuk.
Sin embargo aunque en las ciudades
mesopotámicas, egipcias y cretomicénicas ya existía un urbanismo racional
ordenado, con jerarquización zonal, vía principal, etc. Es en la antigua Grecia
donde se produce el nacimiento de «la ciudad de los ciudadanos », y con ella
del Urbanismo moderno.
Cuando pensamos en la cultura Helénica dos
nombres propios vienen a nuestra mente por encima del resto, Platón y
Aristóteles. Pero no fue Platón el primero en realizar semejante ejercicio de
imaginación. Aristóteles menciona que Faleas de Calcedonia e Hipodamo de Mileto
ya habían intentado sentar las bases del Estado ideal.
Faleas propone una utopía socialista en la
que para alcanzar la perfección de la república se realiza un reparto de la
tierra en lotes semejantes, a lo que Aristóteles responde: “La multitud se
rebela a causa de la desigualdad de las fortunas, y los hombres superiores se
indignan con la repartición igual de los hombres” (Aristóteles, Política II, 4).
En cuanto a Hipodamo ideó un plano de ciudad
en forma de tablero de ajedrez, aplicado por él en el Pireo. La república de Hipodamo
había de contar con 10.000 habitantes repartidos en tres clases: agricultores,
artesanos y guerreros. No veía claro Aristóteles la nivelación de las tres
clases ni que una de ellas tuviera armas, “nada hay más montruoso que la
injusticia armada” (Aristóteles, Política
I, I).
En el caso de las polis soñadas hay que tener
siempre en cuenta que son resultado de los fundamentos filosóficos concebidos
para reglamentar la vida en ellas.
Tres son las ciudades ideales descritas por
Platón en sus escritos. La ciudad de Calípolis,
explicada en La República (hacia el 375
a. C) y en Timeo (h. el 360 a. C), y
de la que se desconoce todo sobre su aspecto físico, planta, dimensiones y
distribución. La ciudad de la Atlantida,
mencionada en el Critias, y la más
compleja e interesante, La ciudad de Magnesia,
de la que habla en Las Leyes.
La ciudad de la Atlántida era circular, se
alzaba sobre un pequeño montecillo cercano a una bella y fértil llanura situada
en el centro de la isla de los Atlantes. Formada por tres coronas de agua y dos
de tierra que rodeaban el círculo central de la residencia del dios Poseidón.
Estaba comunicada con el mar por un canal de 50 estadios. En total la ciudad
tenía un diámetro de 27 estadios, es decir, 4695 metros.
Bien amurallada en piedra cubierta de
oricalco, estaño y cobre, la última fortificación era una gran llanura circular
que rodeaba concéntricamente a la ciudad y encerraba las tierras de cultivo. Su
paramento exterior era tangente al mar y tenía tres estadios de espesor. La
segunda muralla interior estaba cubierta por casas. En la Acrópolis se hallaba
el palacio real; el templo de Clitio y Poseidón, y los baños reales, baños para
hombres, mujeres, caballos y bestias de carga. Por otra parte, los templos,
jardines, gimnasios, picaderos y un gran hipódromo se hallaban en el segundo
recinto de tierra.
Imagen 1. La
Atlántida (Pierre Benoit, La Atlántida-1920).
Mucho se ha escrito a lo largo de la historia
sobre La Atlantida, su ubicación real, si realmente existió o sólo es una ciudad ideal imaginada
por Platón. No es objeto de este blog discutir la existencia o no de la ciudad
ni su ubicación.
National Geographic realizó un documental en
2012 en el que se presentan los últimos descubrimientos del posible
emplazamiento de la mítica Atlántida en las marismas de Doñana al sur de España.
La ciudad de los Magnetes (Magnesia), por su parte,
habría de situarse como modelo de colonia ideal en el centro de la isla de
Creta, aislada de ciudades vecinas y distando del mar unos 80 estadios. En ella
habría 5.040 hombres libres, ociosos y dedicados al estudio y al gimnasio.
Además hasta otros 50.000 servidores y artesanos. Si bien las comidas se
efectuarían en común y cada uno entregaría sus aportaciones, las mujeres, los
hijos y la vivienda eran cosa particular.
De igual modo que la ciudad de los Atlantes,
Magnesia sería de planta circular y estaría dividida en tres zonas: ciudadela,
ciudad y campo, en una proporción de 1:2:3.
Imagen 2. Platón, Magnesia.
Proporciones (según Cervera Vera. L, Sobre
las ciudades ideales de Platón)
La ciudad y el agger se dividían en 12 partes
por medio de 12 calles y caminos radiales. En cada uno de los 12 distritos de
la ciudad vivirían 420 ciudadanos, con una casa próxima al centro y otro
próxima a la muralla. En cada doceavo de zona agrícola habría una aldea, al
tiempo que cada porción se dividía en 840 parcelas, dos por cada ciudadano, una
cerca de la ciudad y otra más alejada.
Imagen 3. Platón, Magnesia.
Distribución (según Cervera Vera. L, Sobre
las ciudades ideales de Platón)
En la ciudadela habría tres templos,
dedicados a Hestia, Zeus y Atenea, rodeados por una cerca guardada por
doríforos seleccionados. Habría agua en todas partes, de lluvia y de
manantiales, repartida por tuberías. Doce altares en los doce templos en tomo a
la ciudadela, así como una plaza con una fuente en cada parte.
En cada aldea un templo, un santuario, un
tribunal de justicia y una hospedería. Seis gimnasios, tres para ancianos y
tres para jóvenes, los primeros en el centro y los segundos en el campo; más
una cárcel cerca del ágora, un reformatorio y un penal severísimo completaban
los edificios públicos de Magnesia. Pero las viviendas particulares también
conformarían la fortificación «corno una sola casan. Finalmente en cada aldea
habría una sección de artesanos, mientras que en cada zona de la ciudad habría
un doceavo de la decimotercera sección de artesanos.
Imagen 4. Platón, Magnesia.
Distribución de templos y santuarios (según Cervera Vera. L, Sobre las ciudades ideales de Platón)
En conclusión se puede apreciar la escasez de
datos referentes a la forma física de las ciudades ideales de Platón, pero
destaca el hecho de que ambas ofrezcan la misma planta circular. La
justificación de esta forma es fácil de hacer y se encuentra en relación con la
filosofía griega: la polis es un microcosmos y como el cosmos debe ser
circular. El círculo además simboliza la inmortalidad y es la forma de la
verdad, la figura más perfecta.
Por otra parte, Aristóteles (384-322 a. C.)
también concibió la polis como espacio de la vida espiritual encaminada hacia
la virtud, lugar donde se alcanzará la felicidad del individuo y el provecho de
la comunidad. Nos habla de ello en la Política.
A diferencia de Platón, Aristóteles no
describe el marco físico de su ciudad ideal, pero sin embargo plantea las
condiciones ideales de la misma. Tendrá dicha ciudad los elementos necesarios
para la autarquía y la eficacia, estando dividida también en tres clases
sociales: ciudadanos ociosos, esclavos agricultores y artesanos. Estas dos últimas
forman el pueblo. De los primeros saldrán los guerreros, sacerdotes y
gobernantes.
Su tamaño, por otra parte, será el suficiente
para el autoabastecimiento; su territorio de calidad, de fácil socorro y de
difícil acceso para los atacantes. En zona salubre, con agua abundante, de
buena ubicación política y emplazamiento estratégico.
La distribución de la tierra sería en dos
partes: un tercio de propiedad común destinada al sostenimiento de los
sacerdotes y de las comidas comunes, y dos tercios de propiedad particular,
teniendo cada ciudadano un lote cerca de la ciudad y otro cerca de la frontera.
Por la opinión de Aristóteles podemos deducir
que consideraba más agradable y útil para toda clase de actividades la
distribución regular y moderna al modo de Hipodamo. Pero reconoce que es más
defensiva la disposición antigua irregular (systádes). La ciudad ideal debería
tener parte de ambas disposiciones. Las murallas no sólo serían útiles sino que
contribuirían al ornato de la ciudad.
Finalmente la ciudad contaría con una serie
de elementos y edificios públicos: en la zona de servicio de los dioses habría
templos, mesas comunes para magistrados y sacerdotes, plaza para el ocio de los
ciudadanos y gimnasio para adultos; en la zona de comidas comunes, la plaza del
mercado y la sede de los magistrados administrativos; en la zona de los
particulares, nuevos templos, mesas comunes para los magistrados agrónomos,
puestos de guardia y mesas para los ciudadanos.
Imagen 5. Aristóteles,
ciudad de la Política, según Cervera Vera
(Fuente: MUÑOZ JIMÉNEZ, J.M. Aproximación al urbanismo griego: la ciudad
como obra de arte. Estudios Clásicos, Tomo XXXIII (Número 100). Madrid,
1991.)
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